Daniela Huda Tarhuni Navarro, Fernando Arellano Martín, RUBEN DARIO GONGORA PEREZ, José Daniel Jiménez López, José Malaquías May Balam,
2021
Memorias de congresos
EVALUACIÓN DEL IMPACTO SOCIOECONÓMICO DE LA PANDEMIA POR COVID-19 SOBRE OCHO COMUNIDADES RURALES DE YUCATÁN
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DEMOGRAFIA
CARACTERISTICAS DE LAS POBLACIONES
CARACTERISTICAS SOCIOECONOMICAS
Se sabe muy poco sobre los impactos socioeconómicos de la pandemia por COVID-19 en comunidades rurales cuya economía se basa principalmente en actividades agropecuarias. Ello se debe a que el confinamiento impuesto por la pandemia obliga a que la evaluación de esos impactos se realice mediante encuestas aplicadas por teléfono o internet. Estos servicios tienen un alcance limitado entre las comunidades rurales mexicanas, especialmente las más marginadas. El municipio de Tizimín, en Yucatán, contiene comunidades rurales con una marginación desde media a muy alta. En esas comunidades la economía depende principalmente de las actividades agropecuarias, por lo que son un sitio idóneo para evaluar cómo la pandemia ha afectado dichas actividades en comunidades rurales. Evaluar los impactos que la pandemia por COVID-19 ha tenido sobre las actividades productivas, la economía y el trabajo en ocho localidades rurales con una marginación media a muy alta en Tizimín, Yucatán. El estudio se realizó en los ejidos Colonia Yucatán, Samaria, Cenote Azul, Benito Juárez, Francisco Villa, Manuel Cepeda Peraza, Tesoco Nuevo y El Limonar, en Tizimín, Yucatán. Todas esas localidades se componen principalmente de población indígena maya, basan su economía en las labores agropecuarias de subsistencia (milpa de roza-tumba-quema) y, generalmente, cultivan jardines domésticos (solares). Para conocer la percepción de los habitantes de las comunidades rurales en cuanto a la forma en que la pandemia ha afectado su economía por la reducción de ingresos, la pérdida del empleo, el incremento de precios, la escasez de insumos, la necesidad de posponer labores productivas, la necesidad de recurrir a préstamos y trabajos adicionales, y la participación en programas sociales durante la contingencia sanitaria; se diseñó una encuesta integrada por 25 preguntas. La encuesta se aplicó mediante interacción directa, respetando las medidas de prevención ante la pandemia, a mayores de edad y siguiendo un muestreo por cuotas con base en el nivel educativo: por cada sexo debían aplicarse por lo menos 34 encuestas a personas sin estudios, de las cuales 10 hablasen exclusivamente maya; 110 encuestas se aplicarían a personas cuyo máximo grado de estudios fuera primaria, parcial o completa; 66 personas que hubieran estudiado hasta la secundaria también serían encuestadas; por último, 40 personas con estudios de bachillerato o superiores participarían en el proyecto. La distribución de esas cuotas se realizó en proporción con el tamaño poblacional en cada localidad. Conforme con ese esquema, la encuesta fue respondida por 266 mujeres y 258 hombres para un total de 524 encuestas que constituyen alrededor de 20 % de la población mayor de edad estimada en las localidades (2,400). El 88% de los encuestados se identifica a sí mismo como total (77%) o parcialmente (11%) maya. Las principales ocupaciones de los encuestados fueron las labores del hogar (43%), agricultura y/o ganadería (35%) y empleado general (11%). El 87% de los entrevistados reportó una reducción en sus ingresos o los de alguno de los habitantes de su casa durante la pandemia, mientras que un 95% de ellos refirió un incremento en el costo de los productos de la canasta básica. Un tercio (34%) de los encuestados afirmó haber perdido su empleo, la mitad de ellos (54%) dijo que un familiar con contribuciones a la economía del hogar perdió su trabajo y sólo el 35% de ellos aseguró haber recibido su sueldo completo. Por otra parte, la mitad de los participantes sostuvo que sus familias tuvieron que posponer sus ventas (51%) o sus labores de producción agrícola o ganadera (56%). Además, seis de cada 10 encuestados mencionaron escasez y aumento de precio en los insumos necesarios para la realización de sus labores. En consecuencia, el 43% de los entrevistados reportó una disminución en sus ventas, la mitad (52%) sostuvo que le fue necesario recurrir a préstamos, el 59 % comentó que ellos o alguien de su hogar tuvieron que realizar trabajos adicionales y cerca de ocho por cada diez (78%) tuvo que usar más productos de su jardín doméstico para complementar los alimentos en su casa. Únicamente el 42 % de los encuestados mencionó que algún miembro de su hogar es beneficiado con algún programa social del Gobierno Federal. Las becas Benito Juárez y el Programa Sembrando Vida fueron los programas sociales con mayor número de beneficiarios en estas localidades: entre los que reciben programas sociales, el 29% afirmó que algún miembro de su familia cuenta con beca, mientras que el 37% comentó que alguien de su familia recibe Sembrando Vida. El impacto socioeconómico de la pandemia es severo en las ocho localidades estudiadas y supera los impactos reportados para la clase media y media alta a nivel nacional. Dado que los programas sociales implican aportes de efectivo, debe explorarse si los impactos económicos de la pandemia fueron más severos para aquellos que no participan en tales programas, especialmente en Sembrando Vida, que promueve la agricultura sostenible. Se recomienda analizar la forma en que el cultivo de jardines domésticos, cuya sostenibilidad ha sido probada, contribuye a amortiguar los impactos de la pandemia sobre la economía, la seguridad alimentaria y el bienestar (salud mental) de los encuestados.
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